La responsabilidad de ser vegetariano
- Sebastián S.
- 18 jun 2015
- 3 Min. de lectura
Ser vegetariano en esta época además de ser una decisión consciente de no alimentarse con otro ser sensible por innumerables razones físicas, emocionales y espirituales, es particularmente una actitud aplaudida y cuestionada por quienes nos rodean, familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.
Cuando un vegetariano cuenta su historia de cómo empezó en el proceso de cambio, seguramente su narrativa, incluirá una desaprobación de algunos de los grupos antes mencionados. La mayor barrera o desventaja del vegetarianismo no son los efectos físicos sino la preocupación de quienes aún consumen carne, ¿a qué se debe este fenómeno?, ¿qué tan responsable somos los vegetarianos de esta actitud?.
En la actualidad el número de vegetarianos en el mundo asciende a más 600.000 millones y el número aumenta un 10% cada año según la Unión Vegetariana Alemana. Y entre las tendencias saludables, fittness, homeopáticas, holísticas, etc. la población vegetariana va creciendo vertiginosamente. Es común que hasta se denominen vegetarianos quienes aún consumen pescado, porque realmente pueden tener una intención de cambio al abstenerse de las carnes rojas y el pollo, pero nadie les advierte de su error. Los comentarios más comunes y sinceros sobre el vegetarianismo son; “Usted es vegetariano, que tan bueno, yo no soy capaz”, lo que demuestra que hay un deseo desde el ser, pero que no han podido concretarse porque la forma en que nos educaron incluye la carne como base principal de las comidas y la creencia general es que si se elimina hay desnutrición.
Además los vegetarianos de los 70 y los 80 no nos ayudaron mucho, por ejemplo en Medellín los restaurantes vegetarianos eran muy pocos, sin embargo la influencia de muchos famosos y centros holísticos ayudaron a que muchos tomaran la decisión, pero sin conocer mucho sobre balance y nutrición. Un cliente vegetariano desde los años 70´s nos cuenta que su dieta ha sido fríjol rojo, arroz blanco y rábanos, lo que le trajo complicaciones a su salud en algunos años, como baja de defensas o frío extremo. Nos expresa que ahora es que ha empezado a conocer la gran variedad de semillas como la chía, la quinua, el arroz integral entre otras, que no estaban disponibles en la ciudad hace unos años, y peor aún no conocía sus beneficios, además la otra inmensa cantidad de leguminosas, verduras, frutos secos, proteínas vegetales, leches vegetales, etc. Añade incluso que acostumbró tanto su cuerpo a consumir estos alimentos, que le cuesta mucha dificultad empezar incluir estos otros alimentos nutritivos en su comida diaria.
El mayor problema está desde que nos empezaron a alimentar con carne, nuestras células, se acostumbraron a las toxinas y enzimas de esta comida, el proceso de cambio hace que las mismas células inicien un proceso de desintoxicación y adaptación que requiere una carga de energía considerable que consume buena parte de nuestras fuerzas, causándonos desaliento al realizar actividades físicas. Entonces en este momento es que la chía, la quinua, las frutas, verduras cocidas y los frutos secos son nuestros principales aliados. Todo esto con el fin de evitar comentarios sobre una extrema palidez o un semblante enfermoso, que se ligan erróneamente a la “falta de hierro de las carnes” y que se consiguen perfectamente en una gran variedad de verduras como la remolacha y/o frutos rojos como la mora, fresas, etc. Incluso en una cantidad más alta.
Lo más importante es que cada vez que se alimente, debe pensar que usted es un vegetariano que representa a una comunidad interesada por cambiar los hábitos alimenticios de la humanidad, ¡vaya y menuda tarea que tenemos! Si por ignorancia o desorden usted se enferma o tiene una apariencia débil, es muy difícil que podamos convencer a otros, porque quienes somos vegetarianos activos siempre hemos escuchado -“fulanito se volvió vegetariano, se enfermó y le tocó volver a comer carne…”- en realidad no son tantos, pero unos pocos nos dañaron la reputación. Yo nunca he escuchado que un vegetariano que sufría de obesidad mórbida, estreñimiento, dolores de espalda, calambres en las articulaciones, gastritis y demás. Cuando logró eliminar todos esos pesares de su vida, se le pase por la cabeza regresar a su antigua costumbre.
El vegetarianismo es absolutamente exitoso y no nos convierte en mejores personas, pero si nos lleva a respetar la vida de seres sensibles y la de cada uno de nosotros. Sino conoce bien como debe alimentarse un vegetariano, es mejor que se asesore con nosotros o con muchas entidades gratuitas que ahora se dedican a propagar esta información, pero debe partir de un acto responsable con su ser y con quienes hemos elegido este maravilloso estilo de vida.

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